miércoles, 1 de agosto de 2007




Para una (in) definición de la inteligencia (2)

UNA CUALIDAD NUEVA, QUE NO SIRVE

La inteligencia burguesa es por lo tanto un número, como el numero que indica el estado de una cuenta bancaria. y como el dinero, es productiva, no importando para qué se use, mientras dé dividendos

.La inteligencia burguesa es un potencial que se hereda, como se hereda un patrimonio, una finca o las acciones de una compañía. "Ser" inteligentes es lo importante, no "hacer" cosas inteligentes. Una vez que se ha probado que se es inteligente, cuando los números lo han dicho, no es necesario seguir probándolo continuamente, puesto que uno no puede dejar de "serio".

Las clases dominantes imponen sus ideas preferidas, las que les convienen. La inteligencia es relativamente nueva como cualidad básica. La religiosidad, la fuerza, el valor, el honor han tenido sus épocas. La inteligencia burguesa tiene ahora la suya.

En un modelo de sociedad en el cual los valores aclamados son la competencia, la productividad y la felicidad por el consumo, en el que con mucha preferencia va por delante el "tener" sobre el "ser", la inteligencia entendida como potencialidad para "llegar", para "vencer" debe ser forzosamente una cualidad principal.

Y como ironía del juego, la inteligencia, a la que tanta importancia quiere otorgar el sistema, no "sirve" para nada: con ella no se pueden escalar puestos directivos. El coeficiente de inteligencia sólo les vale a los hijos del director

Es lo que podríamos llamar una estafa al cuadrado. La estafa simple consiste en pretender que una cualidad "heredada" sea la que separe a triunfadores de perdedores, dando por normal la injusticia del sorteo. En segundo lugar, estafa al cuadrado, la inteligencia no está correlacionada con el éxito económico, en la realidad del sistema

Si a este doble engaño añadimos que la inteligencia no puede demostrarse que sea fundamentalmente heredada, comprenderemos que hay que rechazar este concepto de inteligencia y todas las trampas científicas, jerárquicas e ideológicas que se han creado a su alrededor.

La inteligencia burguesa es la aptitud fundamental del grupo dominante y sólo le sirve a él. Que se la midan ellos.

Y a ellos se aplica perfectamente la definición clásica de actuar "en inteligencia", "en confabulación o correspondencia secreta de dos o más personas entre si". Desde luego que no se hacen test de sociabilidad, ayuda mutua, facilidad para entrar en éxtasis, para amar o hacer el vago. La inteligencia burguesa es la cualidad que permite hacer de cada momento de la vida un negocio, o un preliminar de un negocio. En una sociedad de marcas, de resultados, en una "sociedad anónima", las otras cualidades importan poco y además es difícil medirlas. En el campo de la inteligencia quedan excluidos los deficientes mentales, de la misma manera que en el salto de altura los minusválidos no son competitivos.

La inteligencia burguesa es legitimación. Es la piedra angular en que se basa todo el edificio de la "meritocracia", arquetipo hipócrita hacia el que apunta, en teoría, el capitalismo. Es viejo el problema trabajo intelectual-trabajo manual, pero esa contradicción que era y es reflejo de una situación política, resultado de la lucha por el poder y del dominio de las fuerzas productivas, se podía explicar antes como consecuencia de una decisión divina. Ahora, cuando esto resulta ya un poco fuerte, el capitalismo justifica la contradicción por la posesión o la carencia de una cualidad individual, invisible y heredable. Trata de demostrar que el trabajo intelectual (entendido como de dirección y de toma de decisiones) lo hacen los que están capacitados para ellos, mientras los otros hacen lo que pueden.

Para los puestos inferiores, el cinismo llega a decir a Ford que cuanto menos inteligentes sean los obreros, mejor. Lo ideal una cadena de montaje llevada enteramente por "Gorilas de Taylor".



POR UN ACTO COMPLETO DE INTELIGENCIA

El coeficiente que mide "científicamente" la inteligencia no tiene ningún tipo de valor social (ni de ningún tipo). El que alguien esté en lo alto de la escala no dice nada realmente valioso sobre ese alguien. Los miembros de "Mensa", organización internacional fundada en Inglaterra y de la que forman parte personas con un coeficiente de inteligencia mayor de ISO, podría reunir a los más importantes canallas del mundo. Y ello es posible porque el CI no hace referencia alguna a relaciones sociales políticas.

Es absurdo medir la inteligencia individual. Es bien significativo que no se mida la inteligencia nacional bruta, y en cambio se mida la riqueza nacional. La inteligencia, que conviene demostrar que es muy diferente para cada uno, se estudia siempre individualmente. La riqueza, que se pretende algo repartida, se trata en agregados y se transforma después en renta per cápita. Entre las muchas definiciones de la inteligencia está la de Koehler, quien considera que para actuar inteligentemente, es necesario comprender la situación, inventar una solución, y actuar en consecuencia. De forma parecida Claparède distingue en todo acto de inteligencia tres operaciones fundamentales: cuestión, invención de la hipótesis y control, necesarias para que se puede hablar de un acto completo de inteligencia, de inteligencia "integral".

Pero ¿actuar en consecuencia, tener un control de la situación, qué sentido tiene fuera de lo social, de lo .político?, ¿qué control de la situación tiene el infeliz que intenta demostrar su capacidad en un test?, ¿qué pasaría si actuara realmente en consecuencia?.

Sólo es posible hablar de inteligencia integral fuera del plano de lo individual. En una dictadura, actuar en consecuencia puede ser peligroso y el control de la situación sólo lo tienen el dictador de y sus lacayos. ¿Son los únicos inteligentes? Para llegar a esa inteligencia integral de Claparède, se necesita además de lo que él supone la situación política que la permita, que dista mucho de ser la presente. En una dictadura, sólo el dictador se puede decir "libre", y en las manifestaciones, en la calle, se pide libertad. De igual manera, en el estadio de la inteligencia actual de nuestra sociedad, calificarse de inteligente no tiene sentido.



INTELIGENCIA OPORTUNISTA O INTELIGENCIA COLECTIVA

Para una inteligencia colectiva no se necesitan genios. En la concepción actual, unos cuantos genios equilibran la balanza frente a una masa ignorante e ignorada y esto se considera perfectamente normal, puesto lo que prevalece es la noción de eficacia. Lo importante no es que todos sepamos de que va el cotarro, sino que la máquina funcione con el máximo rendimiento. Por descontado, y como en la falacia de la división técnica del trabajo, el truco de los alfileres, no está nada claro que la máquina funcione mejor con uso pocos que dominen el conocimiento y muchos que no sepan nada. Pero institucionalmente es mucho más seguro. Con este criterio de eficacia se pueden producir sospechas como las que cita Stamp: "durante la vida y después de la muerte imponemos contribuciones a la inteligencia y al éxito hasta el punto de que apenas pueden propagar su especie. Michael Roberts vio en esto un peligroso descenso de la suma total en el promedio de inteligencia y de capacidad física del hombre, y que un aumento general del estándar de inteligencia y fuerza vital de las masas no contrapesaba la pérdida de lo que pudiera haberse conseguido por unos pocos seleccionados" (M Roberts en "The state of mind"). La inteligencia se define también como la capacidad de adecuarse a algo: "capacidad general que pone el individuo de ajustar conscientemente su pensamiento a nueva exigencias".

Pero en sociedad, y el hombre es un ser social, las exigencias se definen socialmente, históricamente. Esa inteligencia sólo puede ser de todos. Pensada individualmente, esa "capacidad de adaptarse a las nuevas exigencias" no sería más que oportunismo, sería la "inteligencia de chaqueteo".
Como dice Henri Salva, "la inteligencia forma parte integrante de la cultura". Por ello, es un proceso, un informe, una relación. No puede ser una facultad, una sustancia, una cosa. Es movimiento, es historia.". De momento, nuestra inteligencia, no es gran cosa. Para incordiar, no estaría de más dar una definición tan inútil como las demás, pero molesta. Quizás la Inteligencia puede ser una cualidad que permita decidir colectivamente los fines y elegir los medios para alcanzarlos y que, de paso, sirva para resolver los conflictos que surjan dentro y fuera de la colectividad, con el menor coste social. Esta inteligencia no sería una cualidad fácil de forjar, pero al menos no se podría medir con el test de Binet - Simon, lo cual es un consuelo. Dado que el carácter de una inteligencia así es variable, perfeccionable y maleable socialmente, estamos en realidad tratando de una in-definición de la inteligencia. Una in-definición que evita todo intento de clasificación, todo intento de adecuación a la norma.



DE LAS INTELIGENICAS TECNICAS, SIMBOLICAS Y COLECTIVAS

Louis Weber expone en "El ritmo del progreso" una teoría poco pretenciosa pero entretenida, según la cual dos tendencias predominan alternativamente en la historia del pensamiento humano: la tendencia técnica y la tendencia especulativa. La primera está en relación con las "iniciativas individuales de la inteligencia práctica" y la segunda con "la sociedad, el lenguaje y el pensamiento simbólico". La inteligencia técnica ha predominado durante la época de la piedra tallada y en las civilizaciones de Oriente y Egipto. La simbólica predominó en la época de la piedra pulida y en la especulativa Grecia. Durante la Edad Media se atravesó un eclipse con breves destellos de inteligencia práctica, hasta llegar a la civilización práctica de Occidente en donde triunfa la inteligencia especulativa. En el "momento actual, huelga decirlo, estamos sumergidos en una civilización técnica. Aceptando el juego propuesto, por otra parte no muy serio, hemos de preguntarnos si será posible iniciar una época en la cual predomine la "inteligencia integral", en el sentido de tomas de conciencia y decisión realmente sociales, superando el concepto individual y técnico de la primera inteligencia de que habla Weber, así como el más social pero restringido de la segunda. De momento, sin respuesta posible, más nos vale dejar a la inteligencia in- definida y preocuparnos, no por la defensa de una cualidad burguesa, sino por la creación de una realidad política en la cual la inteligencia integral y colectiva sea posible.

AGE