martes, 15 de mayo de 2007



Danzad, danzad, malditos



El fuego es la imagen carnal del movimiento. No se puede ni sospechar en reposo. Es devorador, voluptuoso y, sí se deja suelto, incontrolable. Devoradores, voluptuosos, incontrolables: así narran las crónicas subversivas a los malditos.

El compás que los mantiene en trance es una tensión que no se resuelve con ninguna superación dialéctica (síntesis). No hay conciliación de opuestos, la libertad no es un producto. Para Heráclito la tensión y la discordia entre contrarios es permanente, no hay solución fuera de la rivalidad, por eso dice que la justicia es la guerra. Para él de lo que se opone surge lo que es: la melodía nace siempre de sus contrapuntos, sí hay armonía es porque hay sonidos que se contraponen; en la pintura también se combinan las tensiones. Así, la fuerza sin la diferencia no existe como tal, no existe conceptualmente. De esto que el lugar de la negación en la filosofía nietzscheriana esté completamente enfrentado al que ocupa en la dialéctica.

Tesis, afirmación, el en sí; antítesis, negación de la afirmación, el para sí; síntesis ( Aufhebung ), superación de la negación, el en sí y para sí: sí bien Bakunin no pegó un puntapié a tanto palabro, si se permitió el lujo de escoger. Un lujo reservado a los que toman partido a pié de cañón, y no palideciendo a la sombra de los manifiestos. El era un hombre de acción y vio en la negación el movimiento, en lo positivo el reposo absoluto. El único valor que llegó a conceder a lo positivo era que en sí llevaba el principio de la destrucción, que él mismo es negativo. La negación es una relación que no existe más que en la medida en que se niega algo. “El placer de la destrucción es, al mismo tiempo, un placer creador". La práctica de Bakunin es una afirmación inmediatista de la libertad, no hay una verdadera Aufhebung (superación de la negación) hegeliana.

Es necesario entender la libertad fuera de los parámetros a los que nos tiene acostumbrados la izquierda. Esta, después de derrocar a Dios, se dedicó a reponer el altar con una larga colección de espectros: Igualdad, Libertad, Justicia, Humanidad,..., Clase. Se ha sustituido la ley divina por la ley humana, el individuo sigue bajo la dominación de la ley moral, de la Ley. De esto que la Revolución Francesa fue un triunfo de la burguesía, logró que reinasen sus intereses en nombre de la nación. El individuo continua preso.

Sois " los más moderados de los moderados. En otras palabras, los últimos Idealistas..."esputó Stirner a aquellos que pretendían la disolución dialéctica del Idealismo por medio de nuevos fantasmas. Se había sustituido el " más allá fuera de nosotros " por el " más allá en nosotros ", Dios sigue siendo el hombre alienado. Cuando nuestro yo despierta se encuentra cautivo en una red de conceptos con los que el sí mismo interpreta su existencia, y que le llevan a generar intereses y valores fuera de los suyos propios, transformándole en un títere a merced de quimeras producidas por su propia fuerza creadora. Cantos de sirena que mecen nuestros sueños, rotos sólo por la estridencia punk que salta de la boca al oído. Dar la vuelta a Hegel no significa acabar con el Idealismo, simplemente es tener a Hegel patas arriba, dar la vuelta a los ideales. Con falda escocesa y sin calzones a lo sumo alcanzamos a verle los genitales.

La libertad no es la voluntad de servir a una lógica determinista, sino la capacidad de afrontar de una forma autónoma y espontánea los conflictos. La justicia no es el ideal perseguido por la Revolución Francesa, es la guerra.