Todxs preferimos lo amistoso, sincero, agradable, amable. Pero en un mundo miserable de crisis dominante y real, que debería provocar que re-examinasemos todo radicalmente, lo amable puede ser lo falso.
La cara de la dominación es frecuentemente sonriente, culturizada. Auschwitz vuelve a la memoria, con sus gestores que disfrutaban de sus Goethe y Mozart. De forma similar, no fueron monstruos con aspecto demoníaco los que construyeron la bomba A, sino amables intelectuales liberales. De la misma manera, considerando a aquell@s que están computerizando la vida y aquell@s que de otras maneras son l@s principales participantes de este orden podrido, tal como el amable-hombre-de-negocios (por cuenta propia o ajena) que es la columna vertebral de una existencia cruel de trabaja-y-compra ocultando sus verdaderos horrores.
En casos de amabilismo se incluyen l@s pacifistas, cuya ética de la amabilidad les coloca -una y otra vez- en estúpidas, ritualizadas situaciones de no-ganar, que rechazan enfrentarse a la tan aprensible ideología en lo alto de "su" organización, cuyas importantes contribuciones ahora parece corren peligro de ser eclipsadas por el liberalismo. Todas las causas parciales, desde el ecologismo al feminismo, y toda la militancia a su servicio, son sólo maneras de evadirse de la necesidad de una ruptura cualitativa con algo más que meros excesos del sistema.
Lo amable como el perfecto enemigo del pensamiento táctico o analítico: sé tratable, no dejes que tener ideas radicales provoque olas en tu comportamiento personal. Acepta los métodos pre-fabricados y los límites de la estrangulación diaria. Diferencia arriesgada, la respuesta condicionada a "jugar dentro de las reglas" -las reglas de la autoridad-, esta es la verdadera quientacolumna, la que tenemos dentro.
En el contexto de una vida social atacada que exige lo drástico como una respuesta mínima hacia la salud, el amabilismo se vuelve más y más infantil, conformista y peligroso. No puede conceder alegría, sólo más rutina y aislamiento. El placer de la autenticidad existe sólo contra la raíz de la sociedad. El amabilismo nos mantiene a tod@s en nuestros puestos, reproduciendo confusamente todo lo que supuestamente aborrecemos. Dejemos de ser amables hacia esta pesadilla y hacia tod@s l@s que nos podrían mantener en ella.
(*) se podría traducir por "buenrollismo" también