martes, 11 de septiembre de 2007






!Que vuelvan las barricadas!

En este ensayo trato de comprender la actualidad como una forma de dominio basada en una constante repetición de imágenes, un escenario lleno de sombras que constituyen la realidad que oculta los contenidos que la universalización de la forma-mercancía genera.
Ante este simulacro de lo real que es a su vez su constitución, la barricada como icono es momento de ruptura temporal que hace emerger materialmente la contraposición entre la necesidad humana y la necesidad del capital, funcionando como interrupción de la cotidianeidad de la seudorealidad …….

!Que vuelvan las barricadas!

Critica de la materialidad o una materialización de la crítica. Contra la dictadura de la Imagen.

Este ensayo no es un llamado a la violencia ni a quemar policías ni destruir Mc Donalds. Lo que simplemente queremos ver es como tomando al azar un icono de violencia contra el orden establecido (una barricada como interrupción del flujo de los hombres-mercancía, del orden institucional) podemos intentar comprenderla más allá de su inmediatez.

Si sabemos que la producción ideológica tiene como objetivo hegemonizar una "concepción del mundo" de manera que haga coherente la existencia condicionada por la producción material de la vida, tenemos un particular que corresponde a la universalización de la función de intercambio a condición de la subordinación de los aspectos de la vida como habitar, sobrevivir, la actividad y hasta el ocio a la producción basada en la forma mercancía.

Cuando esa misma universalización contiene un elemento que la subvierte, entonces concebimos ciertas acciones rupturistas. Esa es la base para comprender el corte de ruta, la barricada, como una subversión de la realidad.

1.

Toda sociedad humana construye sus condiciones materiales de existencia la cual condiciona las formas en que cada modo / proyecto de vida podrá desarrollarse.

Esta producción de su vida por parte del ser humano, es una relación con la naturaleza, y con sus pares. Produce sus condiciones materiales a la vez que produce las ideas que hagan coherente esa vida, generando también un conocimiento que la transforme. La producción material e ideológica se entrelazan formando un todo que se da objetivos determinados, que su desarrollo humano y material le permita realizar
y que dependiendo de ello, absorben las actividades humanas.

El objetivo que se da este todo, esta realidad, la acción reciproca entre las capacidades de producción y el objetivo de quienes controlan esta producción, condicionan las actividades humanas y los medios de vida.

La actividad humana, sea de cualquier tipo, no es libre. Está subordinada a que su objetivo o producto corresponda a lo que determinado tipo de organización de producción de vida material se da como FIN.

2.

En el caso capitalista de producción, su objetivo es la producción de mercancías a un grado de desarrollo en que esta se convierta en dinero. Para ello necesita de ciertas condiciones materiales que hagan posible la aparición de dichas relaciones.
Una de las más básicas condiciones es que el hombre es expropiado de determinadas cualidades para la producción de mercancías. Se adecuan las condiciones para que el hombre tenga que venderse, es decir, una capacidad suya hacerla un objeto intercambiable en el mercado. Entonces el hombre es “libre” de venderse, separado de sus medios de producción y cortado los lazos con la comunidad para ser reemplazado por lazos donde las categorías económicas le determinan su ser. La actividad del hombre como creación de las condiciones para la autorrealización, su “hacer”, actividad libre donde lo que hace siempre es “útil” (para él, o cuando aún existen los lazos solidarios con los otros, para la comunidad) queda impedida porque debe vivir, y para ello necesita dinero, el cual lo obtiene vendiéndose. Toda actividad entonces, el objetivo de la producción material es entonces la producción bajo la subordinación de la forma mercancía, y la producción ideológica es la lucha por la universalización de dicha forma como “concepción de mundo”

Pero llegamos a un punto en que el capital ya no solo necesita la “producción” de mercancías, sino que tiene que, para su desarrollo y superar sus propias crisis internas, transformar todo en mercancía. Es decir, extiende su modo de producción de la forma-mercancía a todos los aspectos de la vida. La realidad entonces es separada de todo lo que no sea equivalente a la circulación y acumulación del capital. Lo humano ya no sirve, por lo que la vida no humana aparece como la vida.
La extensión de esta forma de producción, su universalización y subordinación de todos los aspectos de la vida a la producción de esta forma-mercancía, se extiende a todos los aspectos de la vida, "reificando la mercancía en imagen", partiendo el simulacro del mundo. Este desarrollo debe de ir acorde con un cierto modo de producción ideológico, que esta vez debe legitimar y además provocar la adhesión de los sujetos a que su mundo sea una imagen del mundo real: puro valor de cambio, mercancía.

3.

Como ya dijimos, la producción ideológica se hace necesaria como adhesión de los seres humanos al mantenimiento de las condiciones de reproducción de los medios de vida. Medios de vida que en sus potencialidades solo realizan lo que es valorable para el capital. Condición de esta adhesión por parte de las formas de producción ideológica (no autónomas de las materiales lógicamente) es la creación de esta copia del mundo real, este especie como reflejo que a la vez sustituye el mundo humano, relacionando al hombre con un simulacro de imágenes que son esta copia. La mercancía que es la imagen del mundo que vemos y despoja de toda cualidad, de todo uso a la realidad. Un entorno de seudo realidad que no distorsiona la realidad, sino que la constituye. Ya no vemos representaciones falsas de lo real, sino que estas representaciones hacen lo real. Como un simulacro de la vida, esta pasa a reemplazar a la vida, una universalidad que dota de sentido a todo lo que toca.

4.

Lo que es la multiplicidad del ser, se transforma en una unicidad. Esto porque la transformación de la materialidad y los materiales se realiza solo bajo una dirección: la producción de mercancía.

Para que esto se mantenga, para que siga dicha orientación de los medios de producción, se hace necesario que las imágenes coagulen este sentido (el de la producción de mercancía extendido a todas las esferas de la existencia), que el mundo solo se considere algo que aparece, sin entenderlo como totalidad. Y se produce entonces una constante repetición de las imágenes. El mundo se convierte en ello. En la justificación de las condiciones materiales de existencia, donde la realidad parece ya acabada, inalterable.

5.

La imagen que la mercancía construye de sí misma clausura la indeterminación de la materialidad. El valor de cambio se refleja como única manifestación de las cosas, al momento en que dejan de serlo por la interrupción de su flujo de posibilidades, disimulando cualquier utilidad por la dirección del valor. La dictadura de la imagen consiste en este filtro de lo imaginario, el mundo muestra lo que “debe mostrar”, y oculta simplemente lo otro. Esto “otro” no es tanto la verdad, sino que más bien el contenido de subversión de lo que se muestra.

La universalización de la producción y reproducción de la vida bajo la forma mercancía constituye un mundo donde nos relacionamos con él como si fuera mercancía. Lo que contiene pero oculta es la necesidad que se contrapone a la necesidad del capital. La realidad irreal donde todo es valor de cambio oculta la realidad donde el valor de uso del mundo y de la actividad humana es la condición para la satisfacción de otras necesidades del ser humano, no confundidas con las del capital.

La barricada como revelación

1.

El choque entre las necesidades de la humanidad frente a las del capital que se dan en una misma formación social, producen temporalmente, cuando este logra salir a flote, una desarticulación de la imagen en que se ha transformado el mundo.
Siendo la reificación de la mercancía, esta desarticulación no es un “desocultamiento” de la verdad, sino que una subversión de la realidad misma de la que es parte constituyente.

2.

La barricada interrumpe el flujo de los hombres mercancías, irrumpe en la cotidianeidad semi-autómata de la existencia.

Es aquí donde la estética rupturista, la extensión de la miseria material y espiritual transmitida y encarnizada en alguno de estos símbolos, pasa a ser un momento de respuesta violenta a la miseria del mundo. Pasa a ser un momento donde la pura contemplación de una realidad que parece petrificada se altera en su cotidianeidad

La barricada, el corte de ruta, la extensión a lo público del conflicto, la materialización de la crítica y del conflicto tiene como función interrumpir el simulacro de las imágenes que se muestran independizadas de lo real, a la vez que esconden su parte de constitución y condicionamiento por la misma realidad.

3.

La barricada no es violencia revolucionaria porque no está realizando una revolución. Pero si obedece a una inmediatez en la que se enmarca.
La realidad establecida por las relaciones capitalistas solo pueden combatirse mediante acciones que cumplan la función de ser un arma de presión/destrucción contra las necesidades del capital, no enmarcada dentro de la institucionalidad imperante que legitima ideológicamente a la realidad material, y usar la violencia como una herramienta que el oprimido tiene para materializar su descontento y su proyecto contra las fuerzas que lo obstaculizaran para defender los intereses del capital.

4.

Tomamos la barricada como un momento que aparece ahí. Altera el orden y la paz social apelando a la carencia de un deseo.

La aparición de ese deseo o conflicto o carencia que se materializa en una ocupación del espacio a habitar donde no tendría que ir. Con ello se deja ver ante los ojos la imposibilidad de una sociedad de poder imponerse de forma absoluta. Como tal, acepta que no ha podido ser una fábrica de sujetos sin fallas, sino que ha tenido tensiones, conflictos, que se hacen reales. Y una barricada es la materialización de esa imposibilidad de la sociedad por ser un orden absoluto. Porque el conflicto existe, y de cuando en cuando emerge.
La subversión del universal por parte de un elemento particular. La forma mercancía de producción y condicionamiento de las existencias tiene su momento donde el recuerdo del valor de uso aflora un otro aspecto de la realidad. La necesidad del ser humano, su realización y deseo de poder vivir en condiciones no miserables ni precarias.

El mundo de sombras donde todo es una copia de la realidad, es subvertida por la realidad misma. El orden aparente contiene su mismo desorden.

R.R.