jueves, 17 de mayo de 2007




Sabemos que no tienes ganas de leer, que no vas a leer nada nuevo, que te aburre, que prefieres gastar tu tiempo bebiendo cervezas, viendo la tele o consumiendo cualquier otra mercancía. Sabemos que nadie cree en la revolución, que tú como todos piensas que nada puede cambiar... pero también sabemos otras cosas: cosas que nadie quiere decir



¿Que sabemos? (1)


La historia de la humanidad se resume en el desarrollo de la lucha de clases (sólo hay dos clases, los poseedores y los desposeídos). Hay que posicionarse: no hay término medio. Sólo hay dos partidos: el de la revolución y el de la contrarrevolución, el del proletariado y el de la burguesía. Todos los partidos (políticos) y todos los sindicatos actuales forman parte del partido de la burguesía, gestionan la sociedad de clases.

El proletariado es la clase de los desposeídos: puedes creer que "tienes un coche una casa o...". La realidad es que estás desposeído de ti mismo, de tu libertad, de tu fuerza de trabajo, de tu tiempo.

Los dos partidos que forman esta sociedad están mezclados y no son fácilmente perceptibles: el capital se encarga de ocultar la realidad. ¿Y cuál es la realidad? La realidad es que vivimos en una sociedad de clases en la que domina la dictadura del mercado que no es otra cosa que la dictadura de la burguesía, única propietaria de los medios de producción, de la tierra y los recursos que en ella existen.

La organización social es tarea de todos los miembros de la sociedad. Este principio, que casi todo el mundo entiende, se ve desfigurado detrás de la llamada "democracia" que no es otra cosa que "democracia burguesa". Pueden cambiar las caras, las frases, los eslóganes, pero la realidad sigue siendo la misma: el dominio de una clase sobre el resto de la humanidad.

De este modo se oponen dos concepciones distintas: el todo para todos (la comunidad), al todo para unos pocos (sociedad burguesa).

El camino de emancipación del proletariado, de la clase obrera, sólo puede ser obra de los proletarios mismos. No podemos formar parte de su juego: las elecciones, la "democracia", la "participación ciudadana" sólo son engaños para enmascarar la realidad: la sociedad de clases.

La política es una mentira: pero no sólo porque los políticos sean unos mentirosos (que también). La política desfigura la realidad del conflicto existente: la guerra de clases. Ejemplos claros: Argentina (se puede derrocar a varios políticos pero mientras no cambien las bases de la sociedad no cambia nada), Palestina (la lucha por la liberación nacional desfigura la verdadera realidad del conflicto: un conflicto de clase), Argelia, Bolivia...

El proletariado necesita retomar la conciencia de su ser histórico, constituirse en clase diferenciada y dirigir sus esfuerzos en la única dirección que le corresponde: la revolución mundial.

El fin de la revolución es: la abolición de la sociedad de clases.

La sociedad de clases se basa en el trabajo asalariado, en la acumulación de capital (en manos de la burguesía), en el dominio de la forma-mercancía (capital, mercado, consumo, valor).

Para acabar con la sociedad de clases sólo hay un camino: la guerra de clases. Cualquier intento de desvirtuar o pacificar este camino sólo sirve al programa de la contrarrevolución mundial y a perpetuar el dominio de la burguesía sobre nuestras vidas.


Continuara...