jueves, 10 de mayo de 2007



ELECCIONES SINDICALES, SINIESTRA BURLA

El resentimiento, la repetición vacía, el sectarismo son las modalidades en que vivimos las esperanzas traicionadas por el movimiento obrero tradicional. No por ello renegamos de la historia de las luchas; es más, por el contrario, la exaltamos porque forma parte integrante de nuestras coordenadas mentales y de nuestra sensibilidad. Aunque fuéramos enanos sobre los hombros de los que fueron gigantes, queremos asumir tanto los frutos como los aspectos deplorables de su herencia. De todos modos, queremos ir más allá. Reanudándonos con las raíces humanas del comunismo, queremos volver a las fuentes de la esperanza, es decir, a un «ser para», a una intencionalidad colectiva, dirigida al hacer antes que a un «ser contra», estibado en los ritornelos impotentes del resentimiento.

Es en la historia real donde queremos explorar y experimentar la multitud de universos de lo posible que nos incitan por todas partes. ¡Que broten mil flores en el terreno que la destrucción capitalista pretende minar! ¡Que mil máquinas de vida, de arte, de solidaridad y de acción barran la arrogancia estúpida y esclerótica de las viejas organizaciones! Qué importa si el movimiento tropieza con su propia inmadurez, con su «espontaneismo» - al final su potencia de expresión se verá reforzada. Sin darse cuenta siquiera, y pese a la amplitud de los movimientos moleculares que le agitan, las líneas de cristalización organizativa que se ponen en marcha se orientan en el sentido de las nuevas subjetividades colectivas.

«Que broten mil flores, mil máquinas de lucha y de vida» no es una consigna de organización y, mucho menos, una prédica de iluminado, sino una clave analítica de la nueva subjetividad revolucionaria, un dato a partir del cual se podrán recobrar las características sociales y las dimensiones de singularidad del trabajo productivo. A través del análisis de lo real se recompondrán y se multiplicarán como instancia subversiva e innovadora.. El enemigo se ha encarnado en las formas actuales de mando social, mediante el aplastamiento de las diferencias, la imposición de la lógica reductiva del dominio. Poner de relieve la hegemonía de los procesos de singularización en el horizonte de la producción social constituye hoy la característica específica de la lucha política comunista.


Dedicado a los gestores de la miseria obrera, cc.oo y ugt.